Un diente tiene dos partes principales; la raíz, que se
encuentra debajo de la encía y mantiene el diente en su lugar, y la corona, la parte
superior de la encía que usamos para morder y masticar.
Cuando la corona de un diente se daña, es mejor restaurarla con una corona dental. Si no se
trata, una corona dañada puede causar múltiples problemas: dolor, mayor riesgo de infección,
riesgo de que la corona se agriete, daño a los dientes en el otro lado de la mandíbula al
tratar de evitar masticar con el diente dañado.
Para restaurar la estructura y la fuerza del diente, se utiliza la restauración llamada
corona o corona completa. Se puede pensar en una corona dental como un casco que se asienta
sobre un diente dañado, protegiéndolo y restaurando su funcionalidad.
Las coronas dentales pueden estar hechas de una variedad de materiales. Estos incluyen, pero no se limitan a:
- Porcelana, que proporciona una gran estética y resistencia.